GRANDES FOTOGRAFIAS DE LA HISTORIA:
Fotos tomadas con una Nikon 300 con película en b/n.
En 1972 una fotografía recorrió el mundo. Mostraba a Kim
Phuc, una niña vietnamita de nueve años, corriendo para salvar la vida con la
cara contorsionada por el dolor. La niña sufrió terribles quemaduras al
intentar escapar a un ataque con bombas de Napalm que destruyó a su pueblo
entero.
Todo el pueblo se refugió en el templo, principalmente
mujeres y niños, cuando empezó la batalla, los soldados empezaron a evacuar a la gente por el
inminente bombardeo.
Comencé a correr
con los otros niños. Veía que el avión volaba cada vez más bajo y más cerca,
cuando de pronto lanzó cuatro bombas.
Lo escuche muy
claro, pumpum pumpum.
De repente ya no vi a nadie, solo había fuego a mí
alrededor declara Kim, mis ropas se
consumieron con el fuego en un instante y la piel de mi brazo izquierdo ardía
pero agradecí a Dios que mis pies no se habían quemado, y pude seguir
corriendo.
De repente se
toparon de frente con el equipo de reporteros entre los que se encontraban
diversos fotógrafos y cámaras de televisión, en el momento en que los niños se
acercaron solo uno tenía su cámara lista para la toma, con un único pero para
este su película era en b/n.
La imagen fue tomada por el fotógrafo vietnamita Huynh
Công Út (también conocido como Nick Ut).
En este documental que adjunto el fotógrafo relata cómo
fueron los instantes previos a la toma.
“Me
acuerdo del 8 de junio de 1972. Fui muy temprano en la mañana a la carretera
número 1 hacia la aldea de Trang Bang. Llegué a las siete de la mañana, vi
intensos bombardeos y combates entre los ejércitos de Vietnam del Norte y
Vietnam del Sur y tomé muchas fotografías. En la tarde fue cuando de pronto
lanzaron cuatro bombas de napalm sobre la aldea, cerca de la casa de Kim Phuc.
Empecé a ver columnas de humo y mucha gente que salía
corriendo. Vi una señora mayor que corría con un bebé en brazos. El bebé había
muerto en sus brazos, corría y decía, ¡por favor ayúdenme, por favor ayúdenme!
Entre el humo negro vi a Kim Phuc que corría gritando
“¡demasiado caliente! ¡demasiado caliente!, y tomé muchas fotografías. No
quería que muriera, dejé mi cámara a un lado, la levanté, le di un poco de agua
y la llevé en mi coche al hospital para tratar de salvar su vida. Sabía que si
la dejaba allí moriría.
Tras dejar a Kim en el hospital fue a Associated Press a
revelar, cuando la foto fue revelada, muy tenso, entrego la foto al redactor y
este la descarto, se negó a mandarla a nueva york y dijo: no creo que podamos
usarla, es demasiado atrevida para estados unidos. La pega, que la política de
la agencia era no mostrar cuerpos desnudos de frente, la foto estuvo a punto de
acabar en la basura, pero el jefe de fotógrafos de la agencia la difundió y al
día siguiente ocupaba todas las portadas en el mundo entero.
El fotógrafo de, Nick Ut, ganó el Premio Pulitzer por
esta foto, y salvó la vida de Kim Phuc. La llevó al hospital más cercano y,
gracias a la atención mediática, la ingresaron en una clínica especializada en
Saigón del que tardo en salir un año
entero debido a sus graves heridas. Kim Phuc se convirtió en un principio en la
víctima trofeo de los medios de comunicación occidentales. Más tarde, después
de ganar Vietnam del Norte la guerra, la maquinaria propagandística comunista
les adoptó, a ella y a su foto. Finalmente, Kim Phuc se asentó con su marido en
Toronto, es embajadora de buena voluntad de la UNESCO y ha creado la fundación
“Kim Phuc” que se dedica a la ayuda de niños que son víctimas de la guerra y la
violencia. En la actualidad guarda buena relación con el fotógrafo, de la que
afirma ser “como una hija” para él.
Violencia controlada descontrolada, revela la violencia
sin control que se vivía en Vietnam, una imagen increíblemente dramática y
espeluznante, cuenta algo que hay que contar y lo hace con una sola imagen, la
imagen tuvo una gran repercusión en todo el mundo.
Por otra parte algunos allegados a la casa blanca relatan
que pese a ejercer influencia la prensa, esta imagen en concreto por dramática
que sea no marco el fin de la guerra en Vietnam.
La fotografía fue foto del año del World Press Photo en
1972 y premio Pulitzer en 1973.
“Puede que les cueste creerlo, pero a veces me gusta
acordarme de esa niña pequeña que corría gritando por la calle. No es
simplemente un símbolo de la guerra, es un símbolo del grito por la libertad,” Kim
Phuc.
Sudan 1993, este país lleva en guerra desde 1955 y tan
solo ha conocido la paz en la década de los 70, el país es un caos, la cantidad
de civiles muertos es una de las más grandes desde la segunda guerra mundial.
La fotografía fue
tomada por Kevin Carter un sudafricano de 33 años a un niño llamado Kong Nyong,
por aquel entonces un niño famélico, pese a que su situación no mejoro vivió
algunos años mas hasta que murió a causa de unas fiebres a los 14 años aprox.
A mediados de
marzo de 1993, Carter viajó con su colega Joao Silva, un mozambiqueño recriado en
Sudáfrica, al sur de Sudán, un lugar acosado por las hambrunas y el terror de
la guerra. Carter y Silva eran dos de los cuatro fotógrafos conocidos en
Johannesburgo como el Club del Bang-Bang, gente especializada en retratar la
brutalidad durante el fin del apartheid en suburbios como Soweto o Thokoza.
Pertenecían a esa clase de reporteros que no se amilanan ni cuando la muerte
les mira de cerca o la sangre les salpica la lente. Por entonces, Ken
Oosterbroek, el líder del grupo, el más guapo y equilibrado, había sido dos
veces Mejor Fotógrafo del Año. Y Greg Marinovich, el cuarto bang-bang, Pulitzer
desde 1991 por una secuencia en la que un miembro del partido Inkhata era
linchado, primero a cuchilladas y luego abrasado a fuego, vamos fotos del Hola.
Carter y Silva
llegaron a Ayod, entre pantanos infectados, a unos mil kilómetros del lugar
civilizado más cercano, el poblado funcionaba como feed-center, un centro de
alimentación de la ONU. Unas 15.000 personas exhaustas que huían de los
combates, con grave desnutrición y enfermedades como la malaria, el kala azar (leishmaniosis)
o el gusano de Guinea, se concentraban allí a pedir ayuda y la ayuda
humanitaria brillaba por su ausencia.
Silva y Carter, cada uno por su lado, hicieron fotos toda la mañana de aquel
espanto. Cuando se reencontraron, Carter le describió la escena y se sentó a
llorar: esperó 20 minutos a que el buitre entrase en plano, hizo la foto,
espantó al bicho (o no, qué más da) y se marchó.
Carter dejó Ayod sabiendo que había conseguido una gran
fotografía y así fue. 'The New York Times' la
publicó días después con un efecto que él desconocía. La
opinión pública se volvió contra él por no haber hecho nada para salvar a la
criatura de las garras de ese buitre amenazante.
La opinión pública entendió la foto como una alegoría de
lo que sucedía en Sudán: Kong era el problema del hambre y la pobreza, el buitre
era el capitalismo y Carter era la indiferencia del resto de la sociedad. Millones de
personas sintieron un impacto en el estomago, un estremecimiento fugaz que
muchos aún perciben como una especie de agresión a una parte íntima de su
sensibilidad.
La foto de Kevin Carter debería haber sembrado de
silencio el mundo. Pasó todo lo contrario. Desató una tromba de chismorreos y
palabrería que tras casi 20 años abrasa todavía foros de Internet e invade
seminarios.
Durante el año
siguiente, Carter se vio avasallado con dilemas y acusaciones obtusas, cuando
no estúpidas, de quienes jamás han pisado un escenario semejante, incapaces de
imaginarse una realidad tan atroz como la del sur de Sudán, pero que parecían
hacerse cargo del vértigo terrible que expresaba su foto. Un insensato llegó a
escribir: «El hombre que ha ajustado su lente para captar esa foto es otro
predador, otro buitre en la escena». Y yo afirmo: difícil ser más imbécil.
Un año después, en 1994, ganó el Pulitzer y se suicidó.
Sí, 16 meses
después de aquella foto, la noche del 27 de julio de 1994, su autor, que venía
de recoger el Premio Pulitzer en la Columbia University, conectó una goma al
tubo de escape de su coche, dejó una confusa nota y se suicidó. Tenía 33 años.
Aunque Einstein sin duda cambió la historia con sus
contribuciones a la física nuclear y la mecánica cuántica, esta foto cambió la
forma en que la historia le recordaría, por la humanización de un hombre
conocido principalmente por su brillantez esta imagen es la razón por la que el nombre de Einstein se ha convertido en
sinónimo no solo de "genio", sino también de "genio loco".
La famosa foto de Albert Einstein sacando la
lengua es sin duda un icono de nuestros días y casi siempre se toma como una
foto “simpática” del genio, pero nada más lejos de la realidad, esta foto fue
tomada el 14 de Marzo de 1951 por el fotógrafo Arthur Sasse, a pesar de que a
Einstein le rodeaban varios fotógrafos, fue el único que captó el momento.
Salía de un homenaje por su 72 cumpleaños y
precisamente la presencia de todos estos periodistas causó la mueca del físico,
que frente al acoso de fotógrafos y reporteros pidiendo una pose, gritó varias
veces “¡Basta ya!” y finalmente sacó la lengua con la intención de “estropear”
las fotos.
Como sabemos, el
resultado fue justamente el contrario y esta imagen de Einstein, en la que vemos al más genial científico moderno
sacando irreverentemente la lengua, se convirtió en un popularísimo icono
contracultural.
No he encontrado
muchos datos del fotógrafo solo referencias a su edad y nacionalidad.
Esta es la foto original de
la “lengua de Einstein” Foto: Arthur Sasse
Tanques
en la plaza de Tiananmen (1989 – Pekín, China)
Hombre frente al
tanque tomada por el fotógrafo Jeff
Widener durante el asalto de los tanques a la Plaza de
Tiananmen el 5 de junio de 1989. La instantánea, fue tomada con una Nikon y una
lente de 300 milímetros desde un balcón a unos 200 metros de la escena.
El incidente tuvo lugar en la Cháng An Dà Jie, o
"Gran Avenida de la Paz Eterna", a unos 200 metros de distancia de la
plaza de Tiananmen, que lleva a la Ciudad Prohibida, en Pekín, el 5 de junio de
1989, un día después de que el gobierno chino empezase a reprimir violentamente
las protestas democráticas.
El hombre se mantuvo solo y en pie mientras los tanques
se le aproximaban sosteniendo dos bolsas similares una en cada mano. Mientras
los tanques iban disminuyendo la marcha, él hacía gestos para que se fueran. En
respuesta, el tanque situado en cabeza de la columna intentó sortearlo; pero el
hombre se interpuso repetidamente en su camino, demostrando una tenacidad y
resistencia enormes. Tras esto los tanques se detuvieron y el individuo subió
encima del primer tanque, y sostuvo una conversación con el conductor. Hay
especulaciones sobre lo que dijo, adjudicándosele frases como "¿Por qué
están aquí? Mi ciudad es un caos por su culpa"; "Retrocedan,
den la vuelta y dejen de matar a mi gente"; o "Váyanse".
Luego, la grabación muestra cómo varios civiles empujaron al hombre entre la
multitud, mientras los tanques seguían su camino. Muchos sospechan que eran, en
realidad, fuerzas de la ley sin uniforme.
Beso
de un marinero (1945 – Nueva York, EE.UU)
Una enfermera con su
característico uniforme blanco recibía un apasionado beso de un marinero
estadounidense en medio de Times Square para celebrar en 1945 el final de la
Segunda Guerra Mundial. El fotógrado Alfred Eisenstaedt retrató este momento.
La escena se
convirtió en la imagen de la victoria de los aliados en la Segunda Guerra
Mundia y la fotografía de Eisenstaedt pronto se convirtió en un icono tras ser
la portada de la revista Life.
Einstein
(1951 – Nueva Jersey, EE.UU)
Puede parecer que Albert estaba sacando la
lengua cómicamente. Sin embargo ésta no es la historia de esta foto.
En realidad Einstein estaba
muy enfadado y molesto. La foto fue tomada por el fotógrafo Arthur Sasse en
1951 a la salida de un homenaje al científico en su 72 cumpleaños en la
Universidad de Princeton. Éste fue asediado por varios fotógrafos y tras pedir
repetidas veces que parasen (¡Basta ya! – les decía) decidió estropear las
posibles fotos sacándoles la lengua, sin saber que ésta estampa es la que más
le representaría en la posteridad.
Más tarde Einstein,
sorprendido por la imagen, pidió a Sasse nueve copias para su uso personal. Una
de estas copias ha sido la subastada con el añadido de presentar una
dedicatoria que Einstein escribiera para el periodista de la CBS y ABC Howard
K. Smith: “Este gesto te
gustará, porque va dirigido a toda la humanidad. Un civil puede permitirse
hacer lo que ningún diplomático se atrevería. Tu leal y agradecido oyente, A.
Einstein ‘53″.
Bibliografía: